Apareció de repente en la habitación, un hada preciosa.
Llevaba un vestido blanco de seda vaporosa que hacía juego con sus alas inmaculadas.
Su rostro angelical y su mirada dulce transmitían sólo paz y serenidad, pese a lo fantástico del evento.
No generó miedo, sólo sorpresa y la joven se quedó mirándola, sin mediar palabra.
-No tengas miedo pequeña, soy tu hada madrina. Y he venido a concederte un deseo.
La joven le respondió rápidamente.
-Hada Madrina, me gustaría un deseo si es posible.
-Si, dime. Le contestó el Hada.
-Me gustaría tener a mi lado a alguien que me quiera más que a nadie en el mundo, para quien yo sea su prioridad en la vida y me ayude siempre que le necesite de forma incondicional. Alguien que se alegre con mis triunfos y le duelan mis fracasos. Alguien que me ame de verdad.
Concluyó la joven.
El hada con un toque de varita hizo aparecer a ese ser excepcional.
Y la joven dijo, mientras le abrazaba:
-¡Hola mamá!
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Hoy es el cumpleaños de mi madre y he pensado en regalarle un trocito de mi corazón, con el que escribo estas letras para agradecerle que para mi es la mejor madre del mundo. Muchas gracias mamá y muchas felicidades y que cumplas muchos muchos más y podamos verlo siempre a tu lado siendo y haciéndote muy feliz.
Quiero compartirlo con vosotros espero que os guste.
Un abrazo enorme.
¡Feliz día!
❤️