
La idea de este post surgió de la interesante propuesta que una amiga de instagram Laura, que tiene un perfil precioso digno de ver @motivarte.laura respondiendo a mi pregunta: ¿De qué os gustaría que hablara en mi próximo post del blog?
Ella me dijo que le gustaría que tratase el tema de por qué la mayoría de sus seguidores habían respondido que se sentían pajarito a la pregunta de ¿te sientes águila o pajarito? respecto a la imagen que publiqué en mi anterior post con un águila volando y con una frase de Mahatma Gandhi que dice así: Cuando hay una tormenta los pajaritos se esconden pero las Águilas vuelan más alto.
Así que os dedico a todos vosotros y vosotras, yo también me incluyo que muchas veces ante los desafíos nos creemos pajaritos, sin recordar que lo que somos realmente es un águila majestuosa cada uno de nosotros.
Hay situaciones como las que estamos viviendo en la actualidad, que como siempre decimos y escuchamos parecen sacadas de una película que creímos nunca tener que vivir y en la que la realidad supera siempre a la ficción.
Teniendo esto en cuenta os voy a decir una cosa para aquellos que pensáis que sois pajaritos y os escondéis ante la adversidad:
¡Estáis equivocados!
Tener miedo no es esconderse, ¿pensáis que todos los valientes que están luchando en primera linea sea cual sea su función, no se han creído muchas veces pajarillos ante una situación cualquiera que les haya sucedido en la vida?, pero ahora fijaos están demostrando ser las águilas más majestuosas que puedan existir.
Hay un componente que aflora en este punto que es la confianza en uno mismo, que puede ser con miedo igualmente, pero no un miedo paralizante, que sería pánico y que nos limita y no nos deja reaccionar, un miedo amigo, que nos hace caminar pero con respeto y prudencia.
Para haceros reflexionar sobre esto he descubierto una fábula muy interesante que os cuento a continuación y que espero que os guste como a mi:
El águila que se creía gallina
Un granjero se encontró un huevo de águila, lo recogió del suelo y lo colocó en el nido de una de sus gallinas.
Del huevo nació un aguilucho que se crió junto a los polluelos como uno más de ellos.
El águila se paso la vida actuando como una gallina porque se creía que lo era.
Rascaba la tierra en busca de insectos con los que alimentarse. Cacareaba…y al volar batía levemente las alas y agitaba escasamente su plumaje y no se elevaba más de un metro sobre el suelo porque así había visto siempre que volaban las demás gallinas.
Un día observó volar a un ave majestuosa que planeaba por el cielo despejado y volaba sin casi batir sus resplandecientes alas dejándose llevar con elegancia por las corrientes de aire.
La luz del sol acariciaba su plumaje mostrándola como un ser casi divino.
-¿Cuál es su nombre?. -Águila, la reina de las aves. Le contestó ésta.
-¡Qué hermosa ave!, le dijo a la gallina que se encontraba a su lado.
-Pero no te hagas ilusiones, nunca serás como ella.
El águila dejo de prestarle atención y con el tiempo murió creyendo que era una gallina.
HE LEÍDO Y ESCUCHADO ESTA FÁBULA DE MUCHAS FUENTES Y ESTA VERSIÓN CONCRETAMENTE, UN POCO MODIFICADA POR MÍ ES DE ACACIO EDMUNDO MACIP TORAL.
Este maravilloso cuento nos deja una profunda moraleja ¿No creéis?
A veces en la búsqueda de aceptación como seres sociales que somos, permitimos que otros sean los que decidan lo que podemos hacer o hasta dónde podemos llegar y creedme los más grandes genios de todos los tiempos, han tenido experiencias en las que otros les han dicho que no tenían ningún talento pero lo que ha marcado la diferencia en sus vidas es que a ellos esa definición no les ha convencido y han luchado incansablemente por conseguir su sueño.
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Feliz viernes Santo que nos traiga a todos y a nuestros seres queridos mucha salud y suerte. Un abrazo enorme.