¡Hola equipo de gente bonita!

Antes de acabar este año 2020 lleno de desafíos para todos, algunos duros y otros más duros todavía, me hace mucha ilusión contaros una historia que seguro os hará reflexionar como me lo hizo a mi, cuando la escuche por primera vez.

Dicen que somos como las cinco personas con las que más nos relacionamos y si así fuera y salvando las distancias, uno de mis referentes siempre inspiradores es el gran Mario Alonso Puig, admiración que seguro que compartiréis muchos de vosotros y vosotras, queridos lectores.

Escuchando como todos los días a este genio descubrí una historia que es digna de ser compartida y que seguro que no os dejará indiferente.

Voy a contárosla como lo hace Mario Alonso Puig porque mejorar a un genio es humildemente imposible, genios hay pocos y no hay que intentar competir con ellos, sino aprender de sus enseñanzas, porque eso nos permite crecer.

Esta es la historia de una niña que tenía una pasión, ¡La niña tenía una pasión!

¡Ya desde jovencita había descubierto su pasión!

Que era bailar, bailar en ballet.

Y como era una niña comprometida, se dedicó, desde pequeña, con la ayuda de sus padres a practicar.

Y entonces daba clases, practicaba, practicaba…

Soñando con que un día llegaría su oportunidad.

Recordemos lo que decía John Wooden:

 Cuando la oportunidad llega ya es muy tarde para prepararse.

Ella se estaba preparando…y soñando con su gran oportunidad…

Y pasaron los años y se convirtió en una adolescente, que bailaba muy bien.

Un día en el periódico de su ciudad leyó que el Director de un famosísimo ballet internacional, iba ir a su ciudad buscando jóvenes promesas.

Por fin había llegado la oportunidad y ella estaba preparada.

Consiguió bailar delante de ese Director internacional, tan reconocido.

Y cuando terminó, con ansiedad en su rostro, le preguntó:

-¡Digamé! ¡Digamé! ¿Tengo talento para convertirme en una gran bailarina?

-En absoluto, lo siento, no tienes talento para convertirte en una buena bailarina, y menos en una bailarina excepcional.

Aquella joven, sintió como su sueño se caía en pedazos…se vistió y de camino a su casa, sus zapatillas las tiró en un cubo de basura…

Olvidó su sueño…los años fueron pasando…se casó, tuvo dos hijos, consiguió un trabajo de cajera en un supermercado…y así vivía.

Un día, en el mismo periódico, lee que aquel famoso Director que había estado visitando años atrás su ciudad en busca de jóvenes talentos, volvía a dar una representación de ballet.

La mujer, notó como revivía su sueño, por lo menos de ir a verlo.

Consiguió una entrada, fue con su marido, se emocionó…lloró al ver a aquellas bailarinas bailando de aquella forma tan maravillosa.

Y como conocía a un empleado del teatro, consiguió acercarse al Director, acabada la función.

-Mire usted, lo primero que quiero es presentarme y decirle que me ha parecido absolutamente mágico lo que he visto, quería darle la enhorabuena, quería darle las gracias…usted no se acordará de mi, por supuesto, porque verá a miles de personas, pero estuvo hace muchos años en esta misma ciudad buscando jóvenes talentos…

-Ah si, si, me acuerdo perfectamente, que estuve en esta ciudad buscando jóvenes talentos.

-Yo bailé delante de usted.

-¿Ah sí? ¿Qué pasó?

-Nada, que usted me dijo que no tenía talento y abandoné mi sueño.

-Bueno, si eso se lo digo a todos…

-¿Comó?

-Si, qué se lo digo a todos.

-Qué se lo dice a todos…¡Yo he abandonado mi sueño de convertirme en una bailarina, porque creí lo que usted me decía y ahora me comenta que se lo dice a todos!

-Naturalmente señorita, la vida me ha demostrado que al final los que alcanzan los sueños, son los que creen más en si mismos que en lo que otros creen de ellos.

¡Un abrazo enorme y a empezar muy bien el año! ¡Muchas gracias por leer mis post y por siempre estar ahí!

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FELIZ NOCHE VIEJA Y FELIZ 2021